Prof: Noslen Reinoso
ELEMENTOS
PARA INICIAR EL PROCESO DE PLANIFICACIÓN
En América Latina se ha hecho clásica la
descripción del proceso de planificación propuesta originalmente por Jorge
Ahumada, maestro de las primeras generaciones de planificadores latinoamericanos,
en su obra La Planificación del Desarrollo.
De acuerdo con este autor, el proceso general
de planificación comprende las siguientes etapas: diagnóstico, programación,
discusión - decisión, formulación y evaluación de alternativas, ejecución o
instrumentación y evaluación", sin embargo, como muy bien lo ha advertido
Ernesto Schiefelbein, más que de etapas, se trata de elementos o fases del
proceso, que se refieren, de por sí, a momentos lógicos y no a un periodo
cronológico, puesto que de hecho no representan una secuencia lineal, temporal,
como Ahumada lo pensaba, dentro de su entusiasta acogida a los recursos y
contribuciones de la programación lineal a la planificación. Para una mejor
comprensión del contenido de las fases del proceso de planeación, se resumen a
continuación las descripciones que originalmente propuso Jorge Ahumada.
Primera
Fase: El Diagnóstico
De acuerdo con Jorge Ahumada, el diagnóstico
constituye un proceso de análisis, fundamental para el desarrollo del proceso
general de planificación, que permite precisar la naturaleza y magnitud de los problemas
que afectan a una actividad, institución o sistema, así como sus perspectivas a
futuro, si no cambia nada. El análisis del diagnóstico enfrenta un conjunto de
problemas, entre los que destacan:
a) Identificación de las variables estratégicas
del sistema, es decir, las que tienen una mayor influencia sobre su operación y
los resultados que logra y, a la vez, son sensibles de modificar por las decisiones
políticas.
b) Identificación de los principales factores
que afectan el comportamiento de esas variables y el modo en que las afectan.
c) Identificación de variables exógenas y
descripción de la forma como influyen en la determinación de la situación
observada, para seleccionar criterios que permitan fundamentar las proyecciones
y pronósticos.
e) Determinación de logros factibles de
alcanzar en un plazo dado, mediante la aplicación de determinados instrumentos
y recursos.
f) Búsqueda de elementos que permitan
estructurar y fundamentar estrategias para enfrentar la solución de los problemas
y necesidades detectados.
Segunda
Fase: La Programación
Está principalmente orientada hacia la
realización de las siguientes actividades: formulación de objetivos, selección
de prioridades, asignación de recursos e instrumentos, señalamiento de tiempos,
definición de metas, elaboración de calendarios, entre otras pero, en realidad,
las tareas más integradoras de la programación son la formulación de planes,
programas (que le da el nombre) y proyectos, así como el establecimiento de
políticas para la asignación de recursos y la formulación de programas presupuestales,
por lo que la programación va más allá de la simple calendarización y
distribución de actividades en el tiempo, como algunas veces se piensa. Además,
se hace necesario advertir que, de muchas maneras, la programación se
desarrolla como un proceso simultáneo a las fases de discusión-decisión y de
formulación y selección de alternativas, lo que justifica su denominación de
fase y no de etapa.
La naturaleza misma de los campos de acción
de estas tres fases fundamenta la necesidad de realizarlas en procesos que no
sean simplemente paralelos, sino que se articulen de manera convergente.
Tercera
Fase: Discusión-Decisión
Esta
fase presupone la interacción y comunicación entre los grupos técnicos de
planificación, de administración responsables de la operación de los servicios,
los diferentes niveles de autoridad política y los representantes de los
sectores que resultarán beneficiados o afectados con la instrumentación de
planes, programas y proyectos. Si los grupos técnicos de la planificación no se
comunican con los de la administración, el éxito de los planes, programas y
proyectos se verá afectado negativamente, desde el comienzo.
Cuarta
Fase: Formulación y Selección de Alternativas
Los problemas no suelen tener sólo una solución,
sino que tienen varias o múltiples soluciones alternativas, con ventajas y
desventajas relativas, tanto respecto a su viabilidad como en cuanto a sus
niveles de eficiencia y eficacia para resolver esos problemas. Lamentablemente,
esta situación suele ser generalmente ignorada por la autoridad política, que
tiende a preferir las soluciones simples, fáciles de manejar y de generalizar
de manera controlada y centralizada.
Quinta Fase: Ejecución o
Instrumentación
Para que los medios, cursos de acción y
estrategias no queden sólo en propósitos o escritos en un papel, se necesita
establecer todo un conjunto de previsiones de instrumentación y logística que
implican, entre otros, los siguientes elementos:
a) Establecimiento de un flujo ágil de información
y comunicación
b) Definición clara de funciones y
distribución adecuada de responsabilidades
e) Especificación y acopio de recursos suficientes
y oportunos
d) Coordinación dinámica y eficaz que se
centre en el logro de los objetivos y metas
e) Establecimiento de procesos de seguimiento,
supervisión y evaluación que retroalimenten la toma de decisiones.
Sexta
Fase: Evaluación, Retroalimentación y Control
La evaluación permite verificar el estado
que guarda un proceso o una actividad y estimar el nivel de logro de los
objetivos y metas, mediante 1ª aplicación de criterios e indicadores comúnmente
aceptados y preferentemente anticipados, o por lo menos, explícitos.
Debido a sus múltiples funciones y campos
de aplicación, la teoría de evaluación ha experimentado un desarrollo propio,
pero comúnmente se le asocia al proceso general de planeación.
De importancia particular para las instituciones
sociales y educativas resulta la evaluación institucional que supone el fomento
de una cultura de planeación y particularmente de lo que podría también
denominarse como cultura de evaluación, en contraparte a las tendencias de
oposición o resistencia a los procesos de evaluación, que podrían denominarse
como "sub-cultura de evasión" o "subcultura del fraude".
Cuando en los grupos humanos o en las
instituciones se fomenta la cultura de evaluación, ésta contribuye a consolidar
la confianza de las personas en sí mismas y en los demás y, consiguientemente,
se impulsa el desarrollo de esos grupos o instituciones.
Por otra parte, la retroalimentación y el
control constituyen valiosas aportaciones de la teoría general de sistemas y de
la cibernética y están, por lo general, estrechamente ligados al proceso de
evaluación.
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